El silencioso drama de trabajadores expuestos a ruidos intensos

Labores mineras, obras en construcción y diversas actividades empresariales, han comenzado poco a poco a ensordecer a los ciudadanos, especialmente a aquellos que se desempeñan en este mundo laboral

René San Martín (66) empezó a trabajar en construcción a los 21 años, y tiempo después se aventuró en obras para las mineras. Sin darse cuenta, la exposición al sonido molesto de los molinos y las correas, le provocó consecuencias irreversibles en relación a su capacidad auditiva, y hoy sólo puede realizar labores de oficina.
“Hace como cinco años me diagnosticaron hipoacusia y en ese momento no supe donde recurrir para llevar a cabo un tratamiento. Desde aquel día tengo prohibido trabajar en lugares donde sean habituales los ruidos intensos. Si bien puedo hacer una visita a una minera, no puedo quedarme ahí por mucho tiempo”, cuenta.
La situación de San Martín es habitual en empleados que trabajaron en empresas que antiguamente no contaban con elementos básicos de seguridad, como protectores auditivos y bototos especiales. “No existían las normas vigentes, no había tanta fiscalización, por lo tanto el riesgo y daño era mucho mayor”, señala sobre las condiciones laborales de esa época.
El mismo escenario ha enfrentado Maximiliano Ramos (71), quien lleva 50 años trabajando como soldador de plomo en distintas mineras. “Al estar expuesto a largas jornadas de sonidos potentes, de manera progresiva he ido disminuyendo mi capacidad de audición, lo que he ido detectando con las audiometrías que realizan en la empresas”, cuenta.
Ramos recuerda que cuando comenzó a desempeñarse en el rubro no existían implementos de seguridad, pero según dice en los últimos años, las empresas han aumentando la presencia de métodos para prevenir accidentes y la pérdida de la audición en los trabajadores. “Hoy día se cuida más al empleado y los prevencionistas de riesgo están constantemente fiscalizando”, agrega.
Ocurre que esta enfermedad genera un desgaste irreversible e incapacita a gran parte de la fuerza laboral del país a desempeñarse con normalidad en su especialidad. Si bien se ha avanzado en la prevención, aún es un drama que afecta a la población nacional y las cifras regionales detallan que de un universo estimativo de 60.300 trabajadores, se registran 1.909 expuestos a ruidos en sectores productivos.
Silenciosa y progresiva. Esas son las principales características de la patología que preocupa por su alta prevalencia en el mundo laboral, ya que del total de trabajadores diagnosticados con alguna enfermedad de origen profesional, el 56 por ciento corresponde a la pérdida auditiva en la región de Coquimbo, razón que explica por qué la zona fue sede de un taller que tuvo por objetivo definir estrategias de prevención en la materia.

DESAFÍO PENDIENTE

Expertos de todo el país se reunieron para debatir sobre uno de los desafíos pendientes que tiene el Gobierno. Se trata de la urgente necesidad de generar medidas para disminuir las cifras de trabajadores que padecen Hipoacusia Sensorioneural, es decir sordera laboral, que afecta directamente el oído interno de las personas.
A las labores mineras, obras en construcción y actividades empresariales, se suma la contaminación acústica que provoca el tráfico de automóviles, lugares de entretenimiento, aviones, entre otras. En definitiva, cualquier acción humana que genere un ruido excesivo que altere las condiciones normales de un espacio determinado.
Sin embargo, cabe destacar que los mineros, trabajadores forestales e industriales están más propensos a la exposición de niveles de ruido sobre 85 decibeles (dB), que corresponde al límite aceptado a nivel internacional en relación a los efectos negativos para la salud, que podría generar una pérdida temporal o permanente de la audición, lo que se ha transformado en una realidad cada vez más latente en esta área profesional.
“Tenemos un programa que está enfocado en disminuir la prevalencia de enfermedades profesionales, entre las que se encuentra la exposición general al ruido que genera la hipoacusia, cuando supera ciertos límites y no se cumplen las medidas de control necesarias”, sostiene Pablo Rojas, encargado de la Unidad de Salud Ocupacional de la Seremia de Salud, entidad encargada de fiscalizar a los trabajadores en este ámbito.
En relación a las líneas de trabajo que están realizando, detalla que “es una organización mancomunada con los organismos administradores, las empresas, los trabajadores y el Gobierno, por lo que la implementación de un plan de acción para combatir esta enfermedad se está desarrollando de forma tripartita, con el fin de avanzar de manera óptima”.

IMPORTANCIA DE CAPACITACIÓN

Rosendo Yáñez, seremi de Salud de la región, le entregó un papel fundamental a la capacitación en materia de salud ocupacional, y en este sentido, informa que “tenemos una serie de mecanismos de protección a los trabajadores, en los cuales no sólo estamos capacitando a los funcionarios, sino que también a los trabajadores, quienes son los principales fiscalizadores de sus empresas”.
En esta línea, la autoridad de la cartera de salud es enfática en señalar que mientras los trabajadores estén concientizados y empoderados en relación a sus deberes y derechos laborales, se convertirán en una herramienta importante para que los empleadores cumplan la normativa laboral vigente, que exige medidas de seguridad.
Durante los años 2015 y 2016, se formaron a más de 60 trabajadores como monitores de ruido ocupacional

FUENTE: http://www.diarioeldia.cl/region/silencioso-drama-trabajadores-expuestos-ruidos-intensos

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